JUEVES SANTO DE VERA+CRUZ: LA ESPERANZA ES LO ÚLTIMO QUE SE PIERDE

Publicada: 01-04-2021
Categoria: Cultura

JUEVES SANTO DE VERA+CRUZ: LA ESPERANZA ES LO ÚLTIMO QUE SE PIERDE

Un aire franciscano de longeva sobriedad y silencio recorre la tarde de un jueves que se agota en la plaza del Sagrado Corazón de Jesús. Es uno de los días más importantes para la liturgia católica. La multitud, ataviada con sus mejores galas, mira atenta a la puerta de la Iglesia Parroquial de Santiago Apóstol. El gentío expectante se prepara para una nueva lección de catecismo. Aunque el atardecer ha dibujado matices rosas y anaranjados, se palpa una sensación funesta y oscura: Cristo ha muerto. Hoy es Jueves Santo y la Hermandad de la Vera + Cruz realiza su estación de penitencia por los alrededores del casco histórico de Bollullos.

El cortejo de Vera + Cruz, formado por dos pasos, se materializa con una sobria puesta en escena caracterizada por la elegancia de su simpleza y por la didáctica bernardina de su “menos es más”. Tras la famosa lucha intelectual del siglo XI entre los abades franceses Surger de Saint Denís y San Bernardo de Claraval por las consideraciones artísticas de la representación de Dios, Rey de reyes con todo lujo o Rey del cielo y pobre en la Tierra, muchos teólogos y doctos cristianos adoptaron la visión bernardina. El italiano Francisco de Asís, San Francisco, fue uno de ellos. Fruto de una rama de la orden franciscana otrora en Bollullos, la de los Terceros del Convento de Morañina, se cree el origen de esta hermandad.

El primero de los pasos representa la escena de la Crucifixión. El autor de la magnánima imagen del Stmo. Cristo de la Vera + Cruz, realizada en 1942, había de estar alumbrado en los momentos de coger las gubias y las escofinas por la luz de la Divinidad, la misma que dota de consciencia nuestra existencia contingente, pues no era especialista en la imaginería, modalidad donde únicamente había incurrido al realizar la Virgen de la Soledad de Manzanilla a finales de los años treinta, sino un habilidoso carpintero y tallista. Hablamos del bollullero Antonio Delgado Jiménez. Cuentan los documentos conservados por la hermandad que el crucificado fue esculpido tomando como modelo a un aprendiz de su taller. La restauración de la imagen, acometida en 1992 por los Talleres Dueñas de Sevilla, le aportó su actual policromía, sencilla y delicada, con mínimas heridas y fulgores sangrantes en la encarnadura, recogiendo el quehacer de la primera escuela de imaginería sevillana en la que se idealizaba el martirio de Cristo bajo las tesis plásticas del manierismo postrenacentista. El Titular cuelga de la Cruz ya muerto sobre un paso donde destaca la talla del canasto neoclásico realizada por el insigne bollullero Manuel Cano Lagares en 1958.

En el paso de palio, segundo de la cofradía, procesiona Ntra. Sra. de la Esperanza. Dulcísima imagen dolorosa realizada en 1952 por el alumno aventajado del famoso imaginero sevillano Antonio Castillo Lastrucci, el granadino Rafael Barbero Medina. Una imagen que destila un dolor punzante pero contenido. Este rasgo se debe especialmente al tratamiento de su boca, con labios cerrados y fruncidos, que hace que muchos vecinos bollulleros la apoden cariñosamente “Virgen del pucherito”. De los elementos que componen el conjunto sobresalen la exquisita corona en plata de ley que porta la Virgen, anónima del siglo XVII, y el manto de terciopelo verde bordado por los citados Talleres Dueñas en 1993.

Cristo ha muerto, como han muerto nuestras expectativas de disfrutar de una Semana Santa que lleva dos años reciclándose por mor de la enfermedad y la desolación de la pandemia. Pero siempre existe esa luz verde, tenue pero insofocable, que nos advierte de que el arraigo en el optimismo nos conducirá a la salvación. Volveremos a disfrutar de un nuevo Jueves Santo, pues la Esperanza es lo último que se pierde.

Comparte en: