La conquista castellana fue realizada en 1253 por el rey Alfonso X, quien repobló toda la zona, dándole fuero y concejo propio. En los planes del rey entraba consolidar toda el área, con Niebla a la cabeza, como territorio de realengo, similar a los de Cádiz y Jerez, reservando los territorios más ásperos serranos para las órdenes militares. Sin embargo, la suerte de Niebla fue diferente y los planes se torcieron durante los reinados siguientes, pues la presión de la nobleza nueva, por un lado, y las luchas banderizas, por otro, acabaron por consolidar estos dominios en las manos de la Casa de Sanlúcar, posteriormente conocida como Casa de Niebla y de Medina Sidonia. Mucho antes de que los Guzmanes fueran Condes de Niebla y Duques de Medina Sidonia, ya contaban con el señorío de Bollullos, comprado por Guzmán el Bueno, primer señor de Sanlúcar, y su mujer María Alfonso Coronel, a Fernando Mathé. La mitad del término fue dada en dote cuando la hija de ambos casó con Fernán Pérez Ponce, señor de Marchena.
En los siglos XVI y XVII el señorío de los Guzmán está en su momento de esplendor. El duque de Medina Sidonia ostenta los títulos de Capitán General de la Mar Océana y Costas de Andalucía. Mientras, Bollullos era asolada por la peste, al tiempo que los impuestos señoriales se hacían cada vez más pesados y provocaban el expolio territorial y la emigración a otros lugares. Es el momento en que el Imperio Español empieza a desmoronarse.
La villa de Bollullos Par del Condado empieza a tomar forma: un núcleo poblacional en expansión que se ensanchaba a costa de las tierras de labor, y un factor económico sin precedentes hacía su aparición: el desarrollo espectacular del sector vinícola.
De este modo, el siglo XVIII, y en concreto sus últimos 25 años, vio cómo Bollullos comenzaba una singular etapa de prosperidad gracias al comercio de sus caldos, sobre todo dirigidos al Nuevo Mundo, de una parte, y a la llegada de familias de otros lugares de la región e incluso del extranjero, de otra. Hacendados forasteros, con apellidos de origen francés, tales como Cané, Guitart, Briout, Pierres, Neble…. establecieron sus bodegas, abastecidas por sus propias plantaciones de viñas y las de los lugareños.
Ya como municipio de la provincia de Huelva, hecho que ocurrió en 1834, Bollullos contaba con una población de 4.600 habitantes, importante peso demográfico para una villa caracterizada por una dicotomía territorial profunda en el tránsito del Antiguo al Nuevo Régimen. Dos amplias dehesas, Remuñana y Montañina, una cuarta parte del solar municipal aún se encontraban en manos de la casa de Medina Sidonia. La historia más reciente de Bollullos se escribe entre una ascendente tendencia poblacional relacionada con los altibajos propios del mercado vitivinícola, y una masa de jornaleros que exigían tierras propias.
Así, desde que se inaugurara el siglo XX, los fundamentos económicos eran la tierra, la viña y todo lo que se deriva de ello, con la diferencia de que la estructura agraria había sido modificada tras las parcelaciones de Remuñana y Montañina por el Sindicato Agrícola Católico a finales de la década de 1920, con Francisco Pérez y Vacas a la cabeza, repartimiento dirigido a solucionar los problemas sociales y a evitar una posible emigración de la mano de obra.
Bollullos del Condado, asiento de grandes bodegas, tiene fama de ser uno de los pueblos más emprendedores de la zona. Dedicado mayoritariamente a la agricultura tradicional con más de la mitad de sus tierras ocupadas por viñedos, su economía se asienta en la doble vertiente del mundo del vino: producción de uva y elaboración de vinos de calidad. En este municipio se encuentra la sede el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Condado de Huelva, y la mayor cooperativa vinícola de Andalucía. Bollullos cuenta con numerosas bodegas que se abren con los nuevos tiempos al turismo. En las últimas décadas ha prosperado en Bollullos un dinámico sector de Servicios